Casualidades. Gabriel Abril y Aurora Beltrán

Buscando cosas en la red me he encontrado con este texto sorprendente, Leedlo. Las casualidades de la vida hacen, que Gabriel Abril (actúa en Avilés el 12 de mayo), hable de un concierto de Tahúres Zurdos en BCN (Aurora Beltrán actúa en Avilés el 20 de mayo). Aunque siguen los niños tirando petardos el día no es tan ruidoso como yo me esperaba. Quiero dedicarme a hacer cosas en el estudio pero, sorprendentemente, será por el cansancio de todos los días de curro y las tensiones de los últimos días con el local de ensayo y encontrar un grupo o alguien para poder pagarlo, me despierto a las 11 de la mañana. Esto, que no recuerdo que me pasara desde hace años, me ha dejado el cuerpo un poco raro, pero como era día de fiesta me he dejado llevar por el mediodía. Después de comer me acerco hasta el Pabellón de Badalona. Judas Priest (con Rob Halford de nuevo) y Barón Rojo tocan hoy en un cartel de los que hacen historia. Los heavys más voluntariosos ya están apostados en la puerta. Después de sortear a los revendedores de turno me encuentro que una entrada vale 35 euros. Como me parece un exceso para estos días de fin de mes, me doy una vuelta por los alrededores (nunca se sabe a quien puedes encontrar) y regreso a Barcelona.
En La Boite presentan su nuevo disco, 17 años, los Tahúres Zurdos. Como ya he hablado mucho de ellos esta última temporada no me queda mucho que decir. Resistencia, autenticidad, rock’n’roll en estado puro… todos son sinónimos de esta banda que ha resurgido de sus cenizas. Me animé a ir pese a que la sala, La Boite no me gusta nada. Mala visibilidad a la que se juntan diez personas, sonido justito, y el recuerdo de cuando quisimos alquilar la sala para presentar mi disco y no nos hicieron ni puto caso. Después de llamar y llamar por fin me dieron fecha para un lunes a las 12 de la noche. Parecía cachondeo. Además tuve que oír que mi música no era el estilo que la sala suele programar. Pues ahí se quedaron con su sala que, encima, me costaba una pasta. No había vuelto desde entonces. El concierto era con invitaciones de Cadena 100. Por supuesto yo no tenía, pero como suele pasar en estos casos en los que se regalan entradas, la gente tiene más de las que necesita así que no fue difícil conseguir una. El concierto cortito, la sala (una vez más) obliga a terminar en una hora. Una hora intensa eso sí. Repaso a los temas más emblemáticos Naufragio, Nieve negra, Chicas Fuertes, La noche es… y por supuesto El chico de la mirada asustadiza y Tocaré.
Aurora lloró de emoción al ver el cariño con que la gente los recibió. Prueba evidente de los malos tiempos pasados. Lo que más me sorprendió fue el final. Con el disco a la venta en la propia sala, Aurora no paraba de firmar hasta que un amable segurata echa a todo el mundo del sitio a gritos (la sala de nuevo, y van…). Aurora sale a la calle, se sienta en el suelo y firma, besa, abraza y agradece a todo el personal con autentica devoción. Me quedo hablando con su manager, la guapísima Idoia, y Aurora le pide que si le puede traer la chaqueta ya que está en medio de una corriente de aire. Idoia desaparece y tarda en volver. Le dejo caer mi chaqueta encima de los hombros –yo estaba situado detrás- murmura un “gracias”. De pronto se da cuenta de la cazadora no es la suya “esta chupa no es la mía”. “No, es la mía” le digo. Me mira y me dice “Todavía quedan caballeros”. Pues eso. Besos y abrazos.