A miles de kilómetros de distancia, cualquier sugerencia poética que recuerde a las bellas playas del Caríbe, resulta facilona, irreverente, y falta de sinceridad. Si. Creo en lo imposible. Tengo que creer porque lo he vivido. Un proyecto “local”, cruza el charco, y por la aritmética del trabajo bien hecho, consigue reclutar las esperanzas de decenas de jóvenes de aquel país, y de una forma casi insultante nos recuerda que todo es posible desde , esta, nuestra diminuta y arcaica Asturias. Nacho Fernández, al que no conocía, hace 4 años, me llamó para participar como jurado en un concurso de jóvenes promesas. Se trataba de un certamen que quería heredar los vestigios de uno similar y de gran éxito en el pasado siglo, conocido como Rumbo a la gloria. Yo, le dije que si, que contara conmigo. Aquello se llamaba Rumbo a la fama. Y yo, me sentía extraño, entre aquellos cantantes de pop, copla y balada. Un año después Nacho Fernández me volvió a llamar para repetir experiencia, y quedé encantado. Dos años tardó en sugerirme ser miembro fijo del jurado, y claro, acepté. Y saben porqué, muy fácil. No hay nada más excitante que formar parte de un equipo de gente que le gusta el sonido, la imagen, y la música en general y en vivo. Desde mi punto de vista, Rumbo a la fama ha conseguido los tres puntos cardinales precisos para llegar a donde está ahora mismo. Uno, ilusionar a los jóvenes que desean ser alguien como artistas, dos, dar y exigir en la misma proporción tanto a los participantes como a todo el equipo que trabaja desde la primera gala hasta la gran final, y tres, mantener viva la incertidumbre del resultado definitivo del concurso. Ahora, llegado el quinto aniversario de Rumbo a la fama, Nacho Fernández, va y la “lía” más gorda que nunca, y nos envía a Santo Domingo, y no de vacaciones. A través de TeleRadio América, y para toda Sudamérica via satélite, Rumbo da el salto internacional, y nada mejor que desde un país con tantos recuerdos y antepasados de nuestra tierrina, la República Dominicana de Santo Domingo. Allí se celebraron los casting correspondientes a este gran país, y el éxito fue flipante. Más de 200 animosos dominicanos, chicos y chicas, se dieron cita en los magníficos estudios que TeleRadio posee en la capital caribeña. Y allí, con el equipo que fuimos desde España, Tete Bonilla, Susana González y un servidor, se nos sumó un plantel de profesionales de envidia. Un equipo de técnicos, cámaras y directores de personal comandados por D. Luis García, presidente y fundador del canal televisivo, hizo del casting en Santo Domingo, que el trabajo fuera fácil y agradable, eficaz y profesional. Tras el trabajo llegó el relax y el estudio de este gran pueblo. Sus gentes, sus edificios coloniales, su gastronomia, y sus apacibles playas… Nos fuimos tristes de allí, con ganas de volver y de saludar de nuevo a toda aquella gente que nos demostró que tiene en su corazón, nuestra tierra asturiana y española.