Jackson Browne pasó por Avilés dejando un nivel dificil de igualar

Reproducimos aqui el texto que ha escrito Mercedes Soigne, en La Voz de Avilés, acerca del paso de Jacksoncenando Browne por Avilés este pasado fin de semana, 29-30 y 31 de mayo de 2015.

<Llegó al aeropuerto para encontrarse con un amigo, de esos que no se olvidan aunque tarden en verse, hablen poco y vivan diferentes realidades. Se abrazaron contentos del encuentro, agradecidos por la oportunidad. Tras el primer abrazo llegaron otros, la ocasión bien lo merecía y ambos valoran los buenos momentos lo suficiente como para no dejarlos pasar sin más.

Tras él desembarcan baúles cargados de buenos temas, comprometidas letras, hermosas melodías, elegantes interpretaciones. Impreso en los cajones su nombre, objeto de culto, leyenda viva de la música, anuncia a la estrella.

Solo en el escenario se unirían las dos figuras, sin perder un ápice de su identidad individual, en un ejemplo de convivencia que desvela un inusual conocimiento. Eso vendría más adelante, la primera noche era una celebración entre amigos.

La humildad que le caracteriza se hizo visible en mil detalles con diferentes protagonistas. A la hora de llevar en brazos a la hija de pequeña de una de las integrantes del coro, con mimo y ternura. En la preocupación porque todo su equipo tuviera lo necesario para sentirse a gusto. En continuas muestras de agradecimiento y cariño hacia el anfitrión.

Pausado orador, sabedor del valor de una sonrisa y el poder de las palabras. Considera una buena canción aquella que hace pensar al oyente, que los mas desfavorecidos necesitan voces que se dejen sentir. Defiende el poder de la música, conoce del dolor de muchos, de la necesidad de ir allá donde están los problemas para conocerlos sin filtros y transmitir a quienes los padecen que no están solos. Y en medio de tanto sufrimiento y desolación, un mensaje optimista: ” Se puede cambiar el mundo y todos, dentro de nuestras posibilidades, debemos hacer algo por mejorarlo, sin escudarse en excusas e imposibilidades”.

Cuando por fin llega el día del concierto, sus postulados personales se hacen extensivos a los preparativos. No debe haber plástico en el entorno, de inmediato desaparecen: vasos, cubiertos, envases varios, bolsas de basura, nada escapa a una máxima secundada por todos los integrantes del grupo. Sumamente exigente consigo mismo, la prueba de sonido se prolongará más de dos horas hasta quedar plenamente satisfecho con el resultado.

En el escenario, dirige un espectáculo de una calidad difícil de ver, con un sonido que arranca los sentimientos de cada espectador, despierta los sentidos, escenifica la elegancia. No escatima temas y muestra lo mejor de cada uno. Agradece la entrega del público, sus aplausos al reconocer los primeros acordes de viejas canciones. La admiración que despierta a su paso aún le sorprende al igual que la paciente espera, bajo la lluvia, de algunos seguidores pasada ya la media noche.

Parte del auditorio en autobús acompañado de su gente, fundamental apoyo, la mejor banda con la que ha tocado nunca, con una dulce sonrisa y esa mirada suya que invita a quedarse. También con varios tupper bajo el brazo con fabada y paella. Unas palabras quedan suspendidas en la húmeda noche ” No he encontrado hospitalidad como la de aquí en ninguna parte”