Luz Casal, diagnóstico: felicidad

El pasado sábado Luz Casal puso patas arriba el aforo del Teatro Albéniz de Madrid. Era el primero de los dos conciertos benéficos que la cantante avilesina ofrecía para recaudar fondos para la lucha contra el cáncer. El ambiente a las puertas del teatro era extraordinario, el de las grandes ocasiones. Una vez dentro, expectación, un público contenido, y alborozado al subir el telón mientras sonaban los primeros acordes de No me importa nada, con un Juan Cerro a la guitarra, sublime. -Ha merecido la pena venir-, relataban un par de chicas en la fila dos, que venían desde Alicante. Luz tiene la capacidad de movilizar a sus fans desde cientos de kilómetros, no importa el lugar. Sus conciertos te enriquecen, se llegan a mezclar momentos de profunda emoción con ataques de alegría e instantes de tristeza, pero ahora, más que nunca, de esperanza. Y ella lo sabe. Por eso muestra en breves intervenciones habladas, su agradecimiento a tanta gente. A los profesionales de la medicina que la trataron y animaron, y a su público -que me dáis la vida-, dijo. Asi fueron cayendo, una a una Mi confianza, Entre mis recuerdos, Sentir, Dame un beso…….todas esas canciones que el público quiere escuchar. Luz ha entrado en ese selecto grupo de artistas que no necesita sorprender a sus seguidores con nuevas canciones, porque su repertorio es ya universal y forma parte de la memoria de varias generaciones. Cuando encara cada una de sus canciones, llena el escenario de manera inigualable en este país, con su larga figura, brazos abiertos, mirada perdida…No es de extrañar que coloque al público al borde de la emoción constantemente. Pero además, el pasado sábado Luz quiso compartir con los allí presentes, sus pensamientos, su compromiso y sus proyectos de futuro, entre los que están un nuevo disco. Un trabajo para el que lleva buceando muchos meses entre partituras, músicos y compositores de la canción hispanoamericana. Y por eso nos regaló un anticipo en primicia; una canción compuesta hace muchísimos años, por un autor que no desveló, bajo un título del todo sugerente y drástico, No, no y no. Fue sorprendente. El final del concierto estuvo jalonado por más y más clásicos como Hechizada, A cada paso, Besaré el suelo, Rufino, Loca o Pedazo de cielo…..cuando llegó la sorpresa del concierto, un regalo a un público enloquecido, puesto en pie y entregado. Fue antes de encarar, Vengo del norte –autobiografía que desgarra-, cuando irrumpieron por el patio central del Teatro Albéniz, la Banda de Gaitas Villa de Mieres, con Jorge Areces al frente, interpretando la marcha “Entremedio Xuan de Mieres”, con el público en pie. Ya en el escenario se unieron a la fiesta con la Muñeira de Chantada, entre la algarabía total. Luz agradeció de nuevo a todo el público el interés por haber hecho posible estos conciertos benéficos, de los que se agotaron las entradas, incluido el que había realizado en la plaza de toros de Málaga el pasado 27 de junio, con la asistencia de más de 8.000 personas. -Mi compromiso desde hoy, es para siempre-, dijo. La deuda ahora con ella, es nuestra, es de todos.
En la foto, ¡ahi estamos después del show del sábado! todavía emocionados.